Por Alberto Begné Guerra
El gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, nos ha mostrado que, además de sus excesos e incontinencia, ejerce el poder a partir de intereses, fobias y filias personales, sin importarle que sus acciones, dirigidas a privilegiar a un grupo, generen legítimos reclamos en el grueso de la población.
A González lo envuelve un escándalo que no es menor: la entrega de recursos públicos por un monto de 90 millones de pesos para la construcción del Santuario de los Mártires Cristeros y, más tarde, la entrega de otros 15 millones de pesos a la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos, institución de beneficencia social ligada a la Iglesia católica. Todo ello, claro está, motivado por sus creencias religiosas y sus relaciones con esa Iglesia, tan respetables en el ámbito de su vida privada como inadmisibles en el ejercicio de un cargo público.
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miércoles, abril 30
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