Una profecía autocumplida, tan errante como constante, signa el proceder político de López Obrador: el suponer que le asiste una superioridad moral con respecto a sus adversarios. Este delirante actuar se ha mostrado en distintas batallas en las cuales, en aras de ganar presencia pública, el Peje se monta. El caso de la reforma energética no es la excepción y, lo peor, es que hay quien le cree y lo sigue. De ese tamaño es la orfandad de ciertos mexicanos.
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viernes, agosto 22
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