DIVISA SOCIALDEMÓCRATA, El Economista, 23-mayo-2008,
Por Jorge Carlos Díaz Cuervo
En el marco del Día Mundial de la Lucha Contra el Tabaquismo, a celebrarse el próximo 31 de mayo, el Gobierno federal prepara la publicación en el Diario Oficial de la Federación de la Ley General para el Control del Tabaco.
Aprobada el pasado febrero, esta ley da cumplimiento al compromiso signado por México ante la Organización Mundial de la Salud y más de 200 países firmantes de combatir el tabaquismo y fomentar políticas públicas, tendientes a mejorar la salud y la calidad de vida de sus habitantes.
En ese contexto, no podemos sino celebrar su publicación y exigir a las autoridades competentes esfuerzos adicionales que garanticen su instrumentación.
Sin embargo, es oportuno señalar el tratamento que esta ley de carácter general prevé para los fumadores. Lejos de fomentar su estigmatización y reconociendo que la producción y consumo del tabaco son actividades lícitas en México, la ley, en su Artículo 27, establece que todo establecimiento con acceso público deberá contar con una zona específica para los fumadores.
La redacción no deja lugar a dudas, la existencia de zonas para fumar no es potestativa, es obligatoria y debe ajustarse a dos preceptos: ubicarse al aire libre; o, si se establece en un espacio cerrado, estar separada de los espacios 100% libres de humo de tabaco, de manera tal que se evite el traslado de partículas y que no sea paso obligatorio para los no fumadores.
Esta disposición contradice lo dispuesto en la materia por la Asamblea Legislativa del DF para la ciudad de México. También en febrero se modificaron la Ley para la Protección de los Derechos de los No Fumadores y la Ley de Establecimientos Mercantiles, ambas del DF, para prohibir la existencia de espacios interiores destinados para los fumadores.
El reconocimiento de esta situación ha costado trabajo. Con más sentimiento y despecho que con razón, los principales promoventes de la prohibición total han negado lo obvio.
La Asamblea se excedió, se radicalizó llevando la defensa de los derechos de los no fumadores al extremo de poner en tela de juicio el carácter tolerante, plural, progresista y liberal de quienes habitamos la ciudad.
Los amparos presentados por empresas y personas físicas, al margen de su viabilidad como instrumento de defensa jurídica, son clara muestra de un estado de ánimo. Miles de personas se sienten agraviadas, señaladas, discriminadas y estigmatizadas.
Por ello, la propuesta trabajada por los diputados Tomás Pliego (PRD) y Enrique Pérez Correa (PSD), a la cual es posible se sumen legisladores y legisladoras del PRI y PAN para crear, normar y regular los "salones de fumadores" y los "clubes de fumadores", es lúcida y pertinente.
La instalación, el próximo 1 de junio, de un Comité Promotor de esa iniciativa, encabezado por la periodista Tere Vale, y al cual seguramente nos incorporaremos cientos de personas, es otro acierto.
El compromiso con valores fundamentales para la democracia como la tolerancia y el derecho a decidir informadamente en libertad nos obliga a apoyar una iniciativa que, lejos de afectar a los no fumadores, busca garantizar un trato digno para quienes disfrutan del tabaco.
Además, partiendo de que en materia de salud existe concurrencia obligatoria entre Federación y estados, la citada Ley General, en su artículo cuarto transitorio, obliga a los gobernados y congresos locales a adecuar sus leyes, normas, reglamentos, decretos y/o bandos en todo aquello que la contravenga. No hay de otra, la Asamblea está obligada a rectificar.
viernes, mayo 23
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