por Luciano Pascoe Rippey
Más vivo que nunca está el debate sobre la ruta y las formas en las que el estado mexicano debiese enfrentar al crimen organizado y en particular al relacionado con el narcotráfico. Frente a los trágicos eventos de Morelia, el debate se reaviva frente a la nítida sensación de que no importa que haga el gobierno federal –y cualquier local para el caso- no parece haber solución.
Las ejecuciones siguen su ritmo espeluznante de sangre, las fosas con albañiles ejecutados nos recuerdan el costo de construir ‘algo’ lo que sea para estas bandas, encajuelados, policías muertos – unos por buenos, otros por muy malos-, y cada vez más violencias aparece en nuestras televisiones, diarios y noticieros. El país esta cubierto de un manto de desesperanza, incertidumbre que viene trágicamente acompañada de la peor crisis financiera de los Estados Unidos de las que yo tenga memoria.
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domingo, septiembre 28
La responsabilidad de los partidos
por Miguel González Compeán
En las semanas precedentes, la agenda estuvo plagada de comentarios y alusiones a los lamentables hechos de Michoacán. El asunto se ha tratado de maneras tan diversas y variadas que ha quedado una buena parte para la especulación, especialmente, con respecto a los motivos, responsables e involucrados en los acontecimientos. El ruido ha sido tal, que con pasmosa displicencia y egoísmo, los partidos políticos se han limitado a condenar el hecho de manera superficial y a manifestar posiciones y sugerencias que han llegado hasta la estupidez.
Pocos son los que han pedido que se vaya al fondo del problema. Los que piden que se atienda el origen, y no se trate de atender la enfermedad, de forma inmediata y superficial, (el PSD fue uno de los pocos que pedía esto en Los Pinos, en la más reciente reunión). Lo cierto es que en efecto, se ha ofrecido un modesto apoyo al Presidente y a su estrategia en el combate a la delincuencia organizada; y más bien se han ofrecido críticas exageradas a los aparatos del Estado y, en especial al Cisen, por no actuar de una forma que, si leyeran la Ley de Seguridad Nacional, sabrían que no es posible.
Leer el artículo completo.
En las semanas precedentes, la agenda estuvo plagada de comentarios y alusiones a los lamentables hechos de Michoacán. El asunto se ha tratado de maneras tan diversas y variadas que ha quedado una buena parte para la especulación, especialmente, con respecto a los motivos, responsables e involucrados en los acontecimientos. El ruido ha sido tal, que con pasmosa displicencia y egoísmo, los partidos políticos se han limitado a condenar el hecho de manera superficial y a manifestar posiciones y sugerencias que han llegado hasta la estupidez.
Pocos son los que han pedido que se vaya al fondo del problema. Los que piden que se atienda el origen, y no se trate de atender la enfermedad, de forma inmediata y superficial, (el PSD fue uno de los pocos que pedía esto en Los Pinos, en la más reciente reunión). Lo cierto es que en efecto, se ha ofrecido un modesto apoyo al Presidente y a su estrategia en el combate a la delincuencia organizada; y más bien se han ofrecido críticas exageradas a los aparatos del Estado y, en especial al Cisen, por no actuar de una forma que, si leyeran la Ley de Seguridad Nacional, sabrían que no es posible.
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martes, septiembre 23
El 2009 y sus retos
Por Luciano Pascoe Rippey
En menos de 10 meses, México celebrará el quinto proceso electoral en un marco de competencia real, tras la autonomía que gozó la autoridad electoral en las elecciones de 1997, el IFE se encuentra partidizado y padece un profundo descrédito, como producto del proceso electoral de 2006.
Serán ocho los partidos en contienda, con nuevas reglas de juego que, si bien han abaratado los costos para la ciudadanía, no han eliminado lo inequitativo en la distribución de los recursos públicos.
Los retos para ellos, pero sobre todo para la sociedad, son similares a los que vivimos hace 5 años, en la elección de 2003. Además de la ausencia de grandes figuras públicas, sentiremos la falta de aprobación de la clase política, producto entonces del desencanto ante el anhelado cambio y ahora por el agravante de los arteros y cobardes atentados en Morelia y la insípida capacidad de respuesta del Estado ante la delincuencia organizada.
El artículo completo aquí
En menos de 10 meses, México celebrará el quinto proceso electoral en un marco de competencia real, tras la autonomía que gozó la autoridad electoral en las elecciones de 1997, el IFE se encuentra partidizado y padece un profundo descrédito, como producto del proceso electoral de 2006.
Serán ocho los partidos en contienda, con nuevas reglas de juego que, si bien han abaratado los costos para la ciudadanía, no han eliminado lo inequitativo en la distribución de los recursos públicos.
Los retos para ellos, pero sobre todo para la sociedad, son similares a los que vivimos hace 5 años, en la elección de 2003. Además de la ausencia de grandes figuras públicas, sentiremos la falta de aprobación de la clase política, producto entonces del desencanto ante el anhelado cambio y ahora por el agravante de los arteros y cobardes atentados en Morelia y la insípida capacidad de respuesta del Estado ante la delincuencia organizada.
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lunes, septiembre 22
viernes, septiembre 19
Impunidad y violencia
Por Alberto Begné Guerra
La cobarde agresión contra personas inocentes e inermes en Morelia nos obliga a una seria reflexión sobre los orígenes de la violencia en nuestro país. No se trata ya de víctimas de enfrentamientos y ajusticiamientos entre bandas criminales o entre éstas y las policías. Tampoco es un caso más de víctimas de un delito. Lo ocurrido en Michoacán revela de manera brutal lo que no queríamos ver: la violencia se reproduce y crece como producto de la impunidad.
La cuestión radica en comprender y asumir en un sentido amplio las exigencias contra la impunidad, pues en México constituye un fenómeno que, por mucho, trasciende la ineficacia en la persecución y el castigo a los delincuentes.
El artículo completo, aquí
La cobarde agresión contra personas inocentes e inermes en Morelia nos obliga a una seria reflexión sobre los orígenes de la violencia en nuestro país. No se trata ya de víctimas de enfrentamientos y ajusticiamientos entre bandas criminales o entre éstas y las policías. Tampoco es un caso más de víctimas de un delito. Lo ocurrido en Michoacán revela de manera brutal lo que no queríamos ver: la violencia se reproduce y crece como producto de la impunidad.
La cuestión radica en comprender y asumir en un sentido amplio las exigencias contra la impunidad, pues en México constituye un fenómeno que, por mucho, trasciende la ineficacia en la persecución y el castigo a los delincuentes.
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La impunidad es la causa
Por Jorge Carlos Díaz Cuervo
En el país se vive un contexto de incertidumbre respecto de las posibilidades reales que tiene el Estado mexicano para enfrentar los desafíos impuestos por la delincuencia organizada y los poderes fácticos.
El pasmo colectivo que ha generado la violencia, que todos los días se hace presente a lo largo y ancho del país, y la incertidumbre respecto de sus consecuencias ha sembrado la semilla del miedo. Miedo que desmonta escenarios de prosperidad en igualdad y libertad, y eclipsa las bondades de la vida en democracia, al tiempo que genera añoranzas autoritarias. Miedo que angustia cuando los servicios noticiosos nos confirman, todos los días, que el Estado se ha debilitado y está perdiendo la guerra.
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En el país se vive un contexto de incertidumbre respecto de las posibilidades reales que tiene el Estado mexicano para enfrentar los desafíos impuestos por la delincuencia organizada y los poderes fácticos.
El pasmo colectivo que ha generado la violencia, que todos los días se hace presente a lo largo y ancho del país, y la incertidumbre respecto de sus consecuencias ha sembrado la semilla del miedo. Miedo que desmonta escenarios de prosperidad en igualdad y libertad, y eclipsa las bondades de la vida en democracia, al tiempo que genera añoranzas autoritarias. Miedo que angustia cuando los servicios noticiosos nos confirman, todos los días, que el Estado se ha debilitado y está perdiendo la guerra.
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miércoles, septiembre 17
Malas noticias
Eric Uribares
De confirmarse las hipótesis existentes sobre los hechos de violencia ocurridos la noche del 15 de septiembre en la capital del estado de Michoacán, estaremos ante una declaración formal de guerra contra el Estado mexicano.
No es casual el lugar de las explosiones. Todo indica que representan una acción premeditada y estratégica por parte del crimen organizado. Políticamente, Michoacán simboliza mucho: es el estado natal del presidente de la República, pero es un estado cuyo gobernador llegó al poder mediante una coalición de izquierdas y, ante todo, una de las entidades más golpeadas por crímenes relacionados con el narcotráfico en años recientes.
Parece que acertaron quienes hace tiempo veían una posible “colombianización” en la dinámica Estado-crimen organizado. La radicalización de las acciones contra la delincuencia por parte del gobierno de Felipe Calderón, no han amedrentado a las mafias, más aún, han obligado al perfeccionamiento de sus tácticas, al replanteamiento de acciones, a la modificación de objetivos.
En síntesis: el crimen organizado se halla en proceso de mutación, un cambio integral que abarca desde sus estructuras de mando, hasta la relación que guardan con el resto de la sociedad. Era de esperarse.
El Estado está en jaque y, todo jugador de ajedrez sabe que ante la amenaza tangible de perder la partida, los movimientos a partir de ese momento deben ser milimétricos, sesudos, valientes.
Desgraciadamente, el arrojo y la voluntad política han demostrado ser insuficientes para combatir la inseguridad y delincuencia que tanto laceran a la ciudadanía y la vida institucional del país. Al Estado le corresponde algo más que un llamado a cerrar filas, algo más que una condena enérgica y una movilización policial en busca de los culpables.
Si el crimen organizado está cambiando sus formas de actuar, algo parecido debería hacer el Estado. No se puede combatir con las mismas estrategias y el mismo ideario a un rival cuyos tentáculos de poder abarcan los ámbitos donde el propio Estado se desenvuelve y opera: los de la vida pública, los de las instituciones.
La percepción general de la ciudadanía, acerca de que el error del gobierno se halla en la mala aplicación de las estrategias policiales, es incorrecta; como incorrecta es la propuesta que deriva de dicha lectura. Ninguna estrategia policial, ninguna táctica anticrimen, ninguna política de seguridad funciona, si las instituciones encargadas de instrumentar el remedio descansan en la corrupción e impunidad, por una parte; y si se carece de programas sociales específicos, por la otra.
Corrupción e impunidad son el pilar de la crisis de inseguridad por la que atraviesa el país. Columna vertebral que, sin embargo, apenas se destapa. Si hay alguien que piensa haberlo visto todo, ese alguien puede estar equivocado.
La segunda etapa de la colombianización también se caracterizó por dejar al descubierto los tratos de miembros de la clase política con el crimen organizado. Eso comienza a suceder en nuestro país, y es probable que la inercia se mantenga.
Malas noticias, la situación es gravísima y no se ve en el horizonte ni si quiera, el esbozo de una solución. Y de eso, hay que hacernos cargo todos.
martes, septiembre 16
La locura y el luto
Por Luciano Pascoe Rippey
Este 15 de septiembre quedará marcado para siempre en la historia de México. Marcará el día en el que la locura de la violencia del narcotráfico invadió nuestras vidas y nos convirtió a todas y todos en potenciales objetivos de su demencia.
Morelia se tiñó de sangre, de dolor y de luto. Se tiñó de sangre de una andanada de violencia que declara que estas organizaciones criminales no van a parar. No se van a detener ni si quiera frente a personas comunes y corrientes: como tu y como yo.
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Este 15 de septiembre quedará marcado para siempre en la historia de México. Marcará el día en el que la locura de la violencia del narcotráfico invadió nuestras vidas y nos convirtió a todas y todos en potenciales objetivos de su demencia.
Morelia se tiñó de sangre, de dolor y de luto. Se tiñó de sangre de una andanada de violencia que declara que estas organizaciones criminales no van a parar. No se van a detener ni si quiera frente a personas comunes y corrientes: como tu y como yo.
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lunes, septiembre 8
Carnaval Veneciano tricolor
Mauricio Gómez
El sábado 23 de Agosto durante su XX asamblea ordinaria el Partido Revolucionario Institucional aprobó modificaciones a sus documentos básicos para redefinir su ideología; desechando el viejo y gastado nacionalismo que tanto tiempo fue explotado por medio de un discurso chauvinista de la revolución de 1910.
El día de hoy conviene a los intereses del tricolor que la percepción de la gente lo califique como un partido de izquierda, sin embargo es mera apariencia pues al mismo tiempo que se declaran socialdemócratas, mantienen su absoluta indiferencia en torno al compromiso social que implica asumir esta ideología.
Esta redefinición partidaria podría pasar por cierta si omitimos la trayectoria del partido que dejo sentir su yugo durante 71 años, mismo al que debemos entre otras cosas, la entrada de nuestro país al neoliberalismo en marcadas condiciones de desigualdad, la firma del Tratado de Libre Comercio que entro en vigor en el año de 1994 durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari o al servilismo de los grandes capitales nacionales y extranjeros que durante todos esos años atendió para detentar el poder.
Es importante destacar que dos de las voces socialdemócratas del PRI, pertenecen a figuras como Miguel Alemán Velasco y Roberto Madrazo Pintado quienes no cuadran en el perfil de un político socialdemócrata por sus antecedentes, el primero al ser accionista de televisa, corporativo que ha fomentado la enajenación e ignorancia del pueblo mexicano y el segundo dilapidando cuantiosas fortunas del gasto público en sus campañas por la gubernatura del estado de Tabasco y posteriormente en su intento por acceder a la presidencia de México, sin olvidar su gran habilidad para tomar atajos y llegar “pri-mero” a la meta.
Recordemos que Miguel Alemán fue gobernador del estado de Veracruz en el periodo de 1998-2004 y Madrazo gobernó Tabasco en el periodo de 1995-2000. Estos dos estados integran junto con Guerrero, Oaxaca y Chiapas el grupo de entidades con mayor desigualdad social, mayores índices de analfabetismo, salarios promedios más bajos y bastiones de cacicazgos locales como los cafetaleros de Veracruz y Oaxaca. Estos supuestos socialdemócratas han gobernado dos de los estados más pobres del país y no generaron ningún avance democrático, tampoco forjaron una mejor distribución de la riqueza, ni educación de calidad, etc. Pareciera que después del saqueo y baños de sangre que realizaron en México los políticos priistas, ahora es suficiente con autonombrarse partido de centro izquierda para que la sociedad mexicana olvide la larga lista de deudas históricas que el PRI tiene con los mexican@s.
La socialdemocracia, está demostrando ser un negocio ideológico rentable para aquellos oportunistas descarados que buscan con voracidad recibir el voto de la población, arguyendo un supuesto cambio repentino a los principios de igualdad, libertad y justicia que enarbolan los verdaderos socialdemócratas.
En términos económicos, los socialdemócratas aceptan el sistema de economía de mercado, aunque también reconocen que éste presenta deficiencias al asignar los recursos. Por lo tanto, promueven la intervención de la autoridad pública para establecer equilibrios y garantizar la libertad económica por medio de una participación estatal que garantice la distribución justa de la riqueza. Las reflexiones inmediatas son ¿somos un país desigual o no?, ¿el PRI combatió los monopolios o los favoreció con sus gobiernos?, ¿garantizo que los más ricos pagaran impuestos o facilito para que eludieran esta responsabilidad?, ¿permitió que los activos estatales fueran rematados a bajo costo (TELMEX) para favorecer a empresarios? Estas respuestas nos darán la pauta para saber si fueron, son o pretenden ser socialdemócratas.
Los mismos cuadros añejos que ya tuvieron la oportunidad de gobernar en este país y que han demostrado sus “capacidades”, ahora pretenden engañar nuevamente a la ciudadanía. Cinismo se requiere para atentar en contra de la inteligencia de l@s mexican@s.
Con lo anterior se demuestra que la política actual del PRI, está sufriendo cambios en su forma, mas no en su fondo, por el contrario el aparente cambio resulta en realidad una manipulación, un truco enfocado hacia su intento de regresar al poder presidencial en el 2012.
No politic@s de siempre, el pueblo los conoce y reconoce perfectamente a pesar de sus mascaras.
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